Cuidados:
Luz indirecta brillante:
El Anthurium clarinervium necesita buena luminosidad para mantener sus hojas aterciopeladas y las venas blancas bien definidas. Colócalo en un espacio con luz abundante pero siempre sin sol directo, ya que podría quemar fácilmente su delicado follaje.
Riego regular y controlado:
Regar cuando los primeros 2–3 cm del sustrato estén secos. En época cálida suele necesitar riegos cada 5–7 días, reduciendo en invierno. Es importante mantener el sustrato ligeramente húmedo, pero nunca encharcado, para evitar daños en sus raíces.
Humedad alta:
Como planta tropical, disfruta de ambientes con humedad entre 60–80%. Puedes aumentar la humedad con un humidificador, colocándolo junto a otras plantas o pulverizando de forma ligera. Una humedad estable favorece hojas más grandes, tersas y con esas nervaduras tan espectaculares.
Requiere un sustrato aireado y muy drenante. Una mezcla para aroides con corteza de pino, fibra de coco y perlita es ideal. Sus raíces gruesas necesitan espacio y aire para desarrollarse correctamente. Con los cuidados adecuados, cada nueva hoja será más grande y marcada que la anterior.
